El miércoles 21 de diciembre de 2016 en nuestro 4to día de viaje por Perú, llegamos a la Plaza de Armas de Cuzco a las 7 AM con equipaje para 2 días, muchas ganas de caminar y la ansiedad de estar a un día de conocer MachuPicchu. Desde Cuzco un bus nos llevó hasta el punto conocido como la Hidroeléctrica, de allí caminamos 11 km hasta Aguas Calientes.
Dos días antes de partir, compramos el pasaje a la hidroeléctrica en una mini oficina en el hostel donde nos estábamos hospedando en Cuzco por valor de s/49 cada uno.
El bus arrancó a las 7.30 am de Cuzco, con otros 12 turistas de diferentes nacionalidades, durante el viaje paró dos veces para que comiéramos y fuéramos al baño, ah y se pincho una vez lo cual nos retrasó unos 20 minutos.
La segunda mitad del camino es emocionante por no decir que tenebroso, abismos, curvas cerradas, un solo carril, en fin una experiencia más. Al llegar a la hidroeléctrica almorzamos los Sandwich que el día anterior Jonathan había preparado, fuimos al baño, ajustamos nuestras maletas y arrancamos la caminata hacia Aguas Calientes.
Vías del tren
La hidroeléctrica es el punto de partida desde donde se dirige una de las vías de tren que por tan solo USD $50 y en 20 minutos te lleva a Aguas Calientes. Pero como nuestro objetivo era diferente (no es que no tuvieramos dinero), tomamos la opción gratuita de muchísimos turistas (nos sorprendió la cantidad), caminar 2 horas y media por unas vías de tren que cada tanto anunciaban su paso.
Iniciando la caminata nos encontramos con esto, ¿un hoyo negro?, ¿otra dimensión?, pues no, junto a 2 turistas intentamos encontrar el camino pero no lo logramos, nos devolvimos unos metros y un trabajador de las vías nos señaló el camino que no habíamos visto por lo que nos desviamos unos cuantos metros.
Creo que falta un aviso aquí que diga:
Directo a Aguas Calientes
Directo a Aguas Calientes
Por lo demás, esta fue una caminata verdaderamente incomparable, una mezcla de cansancio con felicidad, concentración con interiorización, al pasar los minutos repasaba cada cosa que traía en la mochila que ahora me pesaba y que seguramente hubiese podido dejar.
Pasamos por túneles, puentes, caminos estrechos, anchos, sobre muchas piedras y siempre acompañados por la ansiedad de encontrar la meta.
En Aguas Calientes no teníamos reservado hostel pues desde Cuzco habíamos averiguado uno a s/49 habitación compartida, lo cual nos pareció exageradamente caro. Esto no fue un problema pues unos minutos antes de llegar al pueblo un chico nos ofreció servicio de hospedaje, una habitación con dos camas, baño privado y WI-FI a s/50 es decir s/25 cada uno (más barato que en Cuzco), en el Hospedaje Nuevo Amanecer.
Me habían dicho que Aguas Calientes era un pueblo feo, pero no me pareció tan así, aunque si es un poco más caro que Cuzco.
Después de descansar un rato fuimos a buscar las aguas termales las cuales se encontraban a unos minutos caminando de nuestro hostal, la estrada cuesta s/20 por persona, son unas piscinas comunes de agua muy caliente con el masajeante fondo en piedras, la verdad un baño bastante oportuno luego de nuestra jornada y como preparación al día más extenuante y gratificante del viaje.
Esa noche fuimos a comer a la plaza de mercado del pueblo, menú a s/6 de lomo saltado, milanesa de pollo o trucha, ah y mi infaltable té de coca por s/1.
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