En Humahuaca
estuvimos pocos días, yo me quede en una casa-hospedaje y las chicas (Majo y
Maje mis compañeras de camino) armaron carpa en otro sitio. El hospedaje lo encuentras preguntando y
caminando, pidiendo descuento y aceptando.
Esa noche
estábamos un poco cansadas y decidimos darnos un gusto, preguntando encontramos
un restaurante no tan caro y nos pedimos un magnífico plato de locro (el locro
es un guiso típico argentino), fue magnífico, recarga de energía total.
El camarero del restaurante, un simpático
francés que se enamoró del lugar y decidió quedarse nos recomendó una peña, así
que nos fuimos caminando para allá. Al llegar nos dimos cuenta que era un bar
tipo San Telmo en Buenos Aires y que justo hoy no tocaban folklore argentino, sino salsa; pues sí, nos encontramos con una genial banda de salsa vieja, su
líder era cubano y por supuesto su sabor era fenomenal, bailamos pero la
cerveza no me sentó bien y me sentía algo cansada, se siente raro cambiar
tanto, ver en otras personas lo que era antes y molestarme, es gente de Baires,
turistas, la dinámica de ciudad, buscar plan, aquellos momentos en los que no
se oye la música sino solo se interactúa con el movimiento sin sentido, sin
ritmo, cada uno es feliz como puede y si son felices está bien, nosotras nos
unimos a la multitud turista y disfrutamos sin parar.
Al día siguiente, nos levantamos
bastante tarde, andar con Majo no es fácil, también puede que haga parte de la
prueba, ella es una gran persona pero no es tan guerrera como Maje y yo,
subimos las escalinatas donde se concentran artesanos, compre algunas cosas,
tome fotos, luego fuimos al puente y desde allí tomamos una combi a Rodero, la
verdad me sentí muy feliz, la paz que te da el lugar, la energía, la velocidad,
las sonrisas, los colores, fue increíble.
Monumento a los héroes de la independencia
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