Maimara es un tranquilo pueblo ubicado muy cerca a los congestionados Tilcara y Purmamarca en la provincia de Jujuy, es perfecto para hacer base y conocer los alrededores por ser tranquilo y acogedor, conoce aquí la paleta del pintor y todo lo que Maimará me ofreció.
Después de un largo viaje desde Cafayate-Salta, por fin llegamos a Maimará en Jujuy, elegimos esta opción porque por esta época (diciembre y enero) Tilcara y Purmamarca (que es lo más típico) andan demasiado llenos, no quedan buenos hospedajes y la joda es demasiado loca, preferimos definitivamente la tranquilidad.
Entrada a Maimará desde la ruta.
Cuando estábamos llegando Majo (una de mis compañeras viajeras) recordó dejar olvidada su cámara de fotos en el colectivo, casi la pierde, pero al final la pudo
recuperar. Mientras eso pasaba encontré un hospedaje sencillo a una cuadra y media de la plaza principal, “La Parrera” allí nos quedamos; en realidad es un restaurante con un par de habitaciones, pero para nosotras era suficiente.
Majo en la plaza principal de Maimará con el ojo aguado por no encontrar su cámara
Al día siguiente salimos a la ruta y preguntando tomamos un colectivo hacia Purmamarca, allí nos encontramos con los chicos, nuestros viejos amigos que conocimos en
Amaicha, fuimos con ellos al Cerro de los Siete Colores y caminamos por el
sendero alrededor.
La feria artesanal en Purmamarca
Esa misma tarde al volver de Purma nos alistamos y fuimos a “Entepola”, Encuentro de Teatro Regional del
NOA, vimos folklore, coplas y una obra de teatro colombiana, nos divertimos mucho
y recargamos energía.
Aquí una hermosa demostración del baile "chacarera"
Esa noche tuvimos la oportunidad de compartir un rato con los dueños de casa, una hermosa familia que junta hace todo para sobrevivir, empanadas, tamales y humitas para vender en las ferias.
Al día siguiente elegimos caminar por el pueblo, fuimos al río a ver la Paleta del Pintor, es una obra
de arte hermosa, la montaña es el lienzo donde se forman unos dibujos que
completan un cuadro espectacular.
Al otro día bien temprano, salimos a la ruta y por suerte paso un cole que nos llevó directo hasta Iruya. Ese fue nuestro pequeño paso por Maimará un pueblo inolvidable, acogedor y sobre todo tranquilo.
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