martes, 30 de octubre de 2012

Córdoba - Argentina. La buena Onda.


El Lunes 19 de diciembre de 2011, llegué a Córdoba capital, estuve unos días allí, recorriendo, conociendo, caminando, montando bici, compartiendo con gente increíble, reconociendo sensaciones y aprendiendo, pero por sobre todo, reconociendo la buena onda que puedes sentir en cualquier momento de tu vida, cuando menos te lo imaginas. 



Fede.

Fede a quien también contacté por medio de couchsurfing.com, me fue a buscar al terminal de Córdoba capital en su moto, al principio no lo creí pero sí, mi mochila y yo nos pudimos acomodar allí.  Él es una persona increíble, descomplicado y muy inteligente, con una mirada llena de buena onda y sabiduría, me abrió las puertas de su loco mundo que me encantó, me sentí muy muy cómoda, porque más que una ciudad me mostró su espíritu, su esencia.




Fede vive con Memme,  un rosarino con acento cordobés, ah bueno, se me olvido el acento, ¿alguien entiende a un cordobés cuando habla?, ¿alguien entiende cuando un cordobés habla borracho?, pues aunque no les entendiera mucho estos cordobeses se portaron geniales, allí estuve dos días, caminando, recorriendo museos, plazas y parques, durmiendo, tomando cerveza y haciendo nada.



Alguna plaza de Córdoba



Córdoba es una ciudad turística, así que recorrerla es relativamente fácil 
en las oficinas de turismo te dan mapas y muchísima información.   

Una noche Fede me dijo que había una reunión de algunos couchs que andaban viajando por ahí también, pues allí fuimos, una chica muy amable dueña de casa nos recibió, habían más argentinos, un peruano, una canadiense y yo, ellos ya llevaban adelantada la cena y nosotros aportamos el vino, allí Fede me sorprendió mucho y me inspiró, tiene una gran capacidad para estudiar a los demás.

Allí también me di cuenta que esto de viajar sola no es nada raro, que todo el mundo lo hace, que en serio vale la pena. Me llene de mucha energía para luchar y seguir adelante como todos lo habían hecho o estaban por hacer, allí compartimos sobre todo risas y buena onda.

Casa Bomba. 


Gracias a la recomendación de Fede, el miércoles fui con Memme a Casa Bomba, un lugar a una hora de Córdoba capital por la ruta hacia La Calera, pasando esa ciudad a 10 minutos esta una curva, allí el colectivo nos dejó y comenzamos a caminar unos quince minutos por un camino de tierra. 

Al rato nos encontramos un río, seguimos caminando por las vías del tren que van paralelas al rió, nos toco un sol abrasador y calor de no sé cuantos grados, no es fácil pero vale la pena. 



Finalmente, llegamos a una parte del río más tranquila llena de rocas enormes, allí dejamos el camino y bajamos al agua atravesando un alambrado, es un lugar rodeado de montañas que te dan sombra, energía, sonidos, en un agua perfectamente cálida, pececitos que te hacen cosquillas, caracoles, perdices, en fin. Allí termine de comprender que me tenía que relajar que estaba en medio del viaje de mi vida y que el tiempo no iba a seguir existiendo, debía desconectarme completamente de Buenos Aires y de Colombia, de todos esos demonios que me siguen, del dolor de la soledad y aprovechar esa energía para levantarme caminar y aprender.

Después de pasar la tarde en el agua, con los dedos ya arrugaditos regresamos por el mismo camino por el que llegamos, pasamos por una casa que decía kiosco y al entrar y pedir cerveza y empanadas nos encontramos con un gran personaje: BETO “siempre”.



Él, el dueño de una hermosa casa de piedra con mesas y sillas hechas de piedra también (enormes).  Nosotros, nos mantuvimos con 2 litros de cerveza y él con una caja de vino que tomaba del envase, charlamos, lo oímos y disfrutamos, sorprendido con mi tonada ... hasta cantamos Juan Gabriel (era conocido como "siempre", todo el mundo lo llamaba de esta forma, porque así el contestaba a todo, un saludo, una pregunta, todo).  

Personas como estas es bueno encontrarse, grandes, sin prejuicios, tomadores, habladores y sonrientes.

Partir.

Recargados de energía llegamos a casa, en donde nos esperaban Fede y otros amigos, recogimos dinero para ir a compra fernet y coca-cola, pero los chicos no llegaron ni a la puerta, pues no sé como hicieron pero dañaron la cerradura de la puerta del edificio.  Mi última noche en córdoba encerrada, nos dieron las 3am pero nada, sin trago, sin comida, sin poder salir, pero gracias a todos solo podíamos reírnos, nunca me preocupe o me enoje, eso es buena onda.  


Partir no fue fácil, al otro día eran las 12.33hs y yo no había podido salir de casa, entre mis planes estaba seguir de viaje ese día pues ya llevaba varios días en córdoba. Finalmente el milagro se dio, sin comida ni bebida en toda la mañana, una vecina apareció y nos abrió y así pude salir y continuar mi viaje hacia más al norte.



Con la mochila lista esperando para salir


El consejo de Fede al despedirse fué: “Mira siempre a los ojos a las personas y sigue tus instintos y presentimientos, déjate llevar”.

Hacer un viaje es más que agarrar una mochila y un bondi, es tener el nivel mental suficiente para disfrutar, para sentir, para oír y ver las señales, relajar la mente, sentir la energía de las personas y de los lugares.

Lo mejor que se pude hacer es viajar sin tiempo, el tiempo es una ilusión, una creación. 

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