jueves, 1 de noviembre de 2012

Capilla del Monte - Argentina. Memorable.


Legué a Capilla del Monte - Córdoba, el 24 de  diciembre de 2011 al medio día. Mi plan era conocer gente y buscar finalmente pasar mi navidad tranquila. Aterrice en el Hostel Los Tres Gomez, de la red Hostel International.  Llegué allí porque no logré ubicar a nadie por medio de couchsurfing y era muy última opción, la más rápida.  Después comprendí la fortuna de llegar a este lugar.   



Durante mis días en Capilla no escribí nada en mi diario, recién el 3 enero de 2012 tuve cabeza, fuerza y valor para seguir. A la hora de partir fue cuando atiné a describir aquel lugar, a tratar de interpretarlo y entenderlo...  

Navidad.

El 24 de diciembre, un poco huyendo tomé un colectivo a Capilla del Monte (Córdoba), llegue al hostel Los 3 Gómez, allí empecé a socializar con el resto de huéspedes, era Navidad y estaba recién llegada, pero además no me sentía bien físicamente.


En la noche, con los chicos que se hospedaron ese día (todos argentinos), hicimos asado, bailamos, festejamos, vimos los juegos pirotécnicos en la terraza, etc. Aunque acababa de conocerlos, la compañía  fue increíble, pero no me sentía bien, tome poco fernet (cosa bastante rara) y el dolor en la cintura que me había comenzado en La Falda no se iba.

Con Diego, Carola, Jony y Margarita celebrando la Navidad

Al día siguiente domingo, salí a pasear con Margarita y Gazcon, nos fuimos a pie hasta Mogotes, unos 3km desde el hostel, un paseo increíble.





Mogotes es hermoso, piedras, agua, tranquilidad; diferentes personas estaban pasando allí el típico 25 de diciembre, asado, agua y sol. Pagamos la entrada, AR$5 y seguimos caminando hacia el paso del Indio, es  imperdible, todo un reto, un espacio súper estrecho en medio de una gigante piedra por donde tienes que escalar, el regalo fue la cima, la vista, la brisa, las aves, el lugar, es hermoso, la energía te envuelve.

Margarita tratando de subir por el paso del Indio

Nos devolvimos, metimos los pies al agua y nos sentamos a tomar el sol, pero ahí me sentía peor, el dolor en la espalda-cintura se incrementaba, en ese momento pensaba que lo que me sucedía estaba en mi mente, que mochilear es un estado mental que yo no tenía, que me hacía falta mucho para llegar a la tranquilidad mental que ameritaba el lugar y el momento, más después de haber estado en La Falda, de allí traía mucha mala energía y decepción. 






Mi última semana del año. 

Dando click en Enfermar lejos de casa, encontrarán la historia completa, pero resumiendo, me enfermé y tuve que quedarme en Capilla del Monte una semana y media, así que tuve la oportunidad de conocer el hostel de principio a fin y todos cuantos pasaron por allí. Además, de pasar allí navidad y año nuevo.

Algunas del Hostel



Marú y Carola, mi compañía


Stefanía y Marú, dos hermanas españolas divertidismas





La parra del hostel



Nuevo Año.

El 31 de diciembre lo pasé también en el hostel, pero ahora con mucha más gente alrededor. Yo tomando antibióticos solo brindaba con agua, pero éramos un grupete grande, juntamos plata y Carola hizo un banquete espectacular, tomamos fotos, reímos, algunos chicos tocaron guitarra, hasta les trate de enseñar a las chicas a bailar la música de Toto la Momposina…


Celebrando el 31 de diciembre habían Argentinos, Brasileros, Uruguayos y yo la Colombiana.

El 2 de enero ya del 2012, arrancamos a andar con Diego (quien no me desamparaba) y 2 chicas que recién habían llegado al hostel, era mi prueba, para demostrarme que ya andaba mejor y podía continuar.  Fuimos caminando hasta las ollitas, a los pies del cerro Uritorco (al cual nunca subí por mi salud), caminamos por el río que estaba seco, entonces eran un montón de piedras por las cuales avanzamos, varias personas estaban buscando lo mismo. Las Ollitas son unos lugares donde se acumula agua proveniente del río formando una especie de piscina, al final ya no podíamos más, no encontramos las ollitas pero sí este lugar maravilloso.



Diego y Alejandra

Fotografía por Alejandra Malcorra

Capilla del Monte es un pueblo mágico, no tiene nada de raro, pero es él en sí, la velocidad con la que sucede la existencia. Allí aprendí a caminar lento, a contenerme, a pensar, a disfrutar cada segundo, paso a paso, ñoqui a ñoqui como dijo Carola, fue un comienzo de año memorable, al lado de unas muy buenas personas.

Partir. 

Al final me recuperé, salí poco así que no conocí mucho, solo Mogotes y Las Ollitas. Pasé 10 días en Capilla del Monte, con mucha menos plata, pero más consiente, con más experiencia en viajes y con unos amigos extraordinarios. Después de todo esto, decidí que no iba a seguir por Bolivia como lo había pensado inicialmente, me acobarde y me quede con muy poco dinero, consultando con mis hermanas decidí volver a Colombia a finales de enero, y aprovechar este resto de mes que me quedaba para recorrer el norte.

Ahora voy a Tucumán a esparcir la poca plata que me queda por el norte Argentino.

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